martes, 6 de julio de 2010

Un cuadro con historia o la historia que refleja un cuadro


Cuando estuve en casa del avi hace quince días vi en la estantería del salón este cuadro pequeño. Tengo grandes vacíos de memoria y no recuerdo nada de la autora, una amiga de mamá. Tampoco sé cuándo fue pintado. La historia del cuadro se la dejo a otro. Prefiero traer a la memoria la historia que refleja ese cuadro.

Esencialmente lo que se quiere "inmortalizar" es el momento en que los Carreras del Rincón nos fuimos de Pamplona definitivamente, para ir a vivir a Barcelona, que es la actual residencia de la mayoría de ellos.

Tampoco sé si el viaje de regreso a tierras catalanas fue así, es decir, si lo hicimos en tren tal como se quiere indicar en el cuadro. Me imagino que lo haríamos en el supercoche que por aquellos tiempos tenía el avi, un Dodge Dart.

Tampoco me acuerdo de la fecha, aunque supongo que sería a finales de junio de 1973.

Lo poco que recuerdo es una de las últimas mañanas que pasamos en Pamplona. Yo estaba acostado y me despertaron los gritos de papá. Acababa de recibir las calificaciones de fin de curso y no habían sido nada positivas para Jorge y para mí.

A mí que quedaron cuatro o cinco asignaturas pendientes para septiembre, por culpa de las cuales me quedé sin poder hacer un viaje maravilloso al Congo belga, con el tiets y mi prima Pili. Eso fue una pena.

El caso es que el enfado de papá lo sufrió totalmente solito el primogénito de la familia. Sólo me levanté de la cama cuando pude estar seguro de que el silencio permitía presumir una calma. Sin embargo, entre los gritos y las exclamaciones me enteré de que iba a pasar el verano en un colegio como interno. Así que en vez de ir al Congo conocería Manresa.

Nuestra llegada a Manresa fue sonada. Dejamos los bártulos en las habitaciones del colegio Badía Solé y bajamos a tomar un refresco al hotel que estaba en las proximidades. En el bar del hotel nos estaba esperando un periodista, que quería hacernos una entrevista. Los hijos del Rector Magnífico de la Universidad de Barcelona iban a pasar unos meses en Manresa profundizando en sus estudios. Qué noticia.

Probablemente ese mismo día conocimos a Emilia. Tengo que decir que fui el primero en conocerla. No sé por qué, pero ésa es una idea que me ha quedado clara desde entonces. Así que otra vez se demostró que Dios escribe la historia nuestra aprovechando de nuestros errores o de los demás. Años más tarde me enteré que Jorge tenía que haber aprobado el COU en ese año. Que si lo suspendió fue por una serie de coincidencias desastrosas que le llevaron al exilio manresino. Sin embargo, esa especie de castigo que sufrió entonces se convirtió en una de las mejores bendiciones que le haya dado el Señor en su vida. Quizá hubiera conocido a Emilia de otra manera, en otro lugar y momento, pero ésta fue la historia verdadera.

Ese verano en Manresa fue para nosotros inolvidable. No sé si estudié mucho. Pero nos pasaron todo tipo de aventuras. El verano de los catorce años casi recién cumplidos tiene algo de mágico.

Espero que os haya gustado la historia. Ya sé que no es políticamente correcta: hay que aprobar las asignaturas... pero si se suspende tampoco se acaba el mundo.

8 comentarios:

Marta C dijo...

Según nos contaba mamá la historia fue tal cual la ves en el cuadro, la pirntora era Teresa Segarra, gran amiga de la yaya desde la infancia y la que la introdujo en el mundo del arte. (era la profesora de la yaya y sus amigas en el desván de Modolell, pero esta es otra historia).
Según decía mamá, nos hizo una foto a la salida de Pamplona (por lo que debimos volver en tren) y la inmortalizó. Es un cuadro muy bonito, siempre me ha llamado la atención, sobretodo el detalle del canario (la yaya siempre tenía canarios en casa, o muy amenudo).

En cuanto a Manresa, quién me iba a decir a mí que acabaría viviendo al lado...... la vida da muchas vueltas.

Agata* dijo...

Menuda historia!
Aunque no sé qué decirte Joan, yo habría preferido aprobar y hacer el viaje al Congo jeje

Josemaría C. dijo...

Claro, como a ti no te afecta... jaja. Lo que a mí me impresiona es que estamos hablando del principio del origen de la existencia de once personas (trece si contamos a Jorge IV), cada una con su historión... ¿o no?

Josemaría C. dijo...

Perdón, son doce. Qué malo soy para las mates...

# LauRa * dijo...

Pues la verdad es que sí que es impresionante.
Está bien eso de que los suspensos también tengan su parte positiva jeje.

Eva carreras del Rincón dijo...

Teresa no era amiga desde la infancia si no que se conocieron en Pamplona, en la colonia catalana y el dia que se conocieron iban vestidas con la misma ropa, algo horrible en aquella época pero que a ellas las hizo reir.
yo recuerdo el viaje en tren y el montón de bolsos y bolsitas. vuestros suspensos y estancia en Manresa lo sé a posteriori, en aquellos momentos mis únicas preocupaciones eran el mar y la piscina de Castelldefels.
A Emilia la conocí en septiembre u octubre em el hotel donde vivimos al principio. tenia 8 años.

Lluís pare x 10 dijo...

¡Qué memoria tan mala Juan!
Efectivamente volvimos en tren, en literas, y el viaje fue apoteósico. Como dice Eva cargados hasta las cejas y con la jaula del canario y creo que incluso con algún tiesto con planta incluida
Lo que nadie ha apuntado es que el viaje lo hicimos hacia el 9 de julio, porque los papás decidieron quedarse por una vez a ver los Sanfermines. Hasta ese día nos marchábamos pitando de Pamplona en cuanto acababa el colegio, es decir, alrededor del día de mi santo. Pero esa vez nos quedamos y estuvimos en la calle de la Estafeta, en un primer piso que alguien nos proporcionó, viendo el encierro. Todavía conservo un bastón que compré entonces. ¿A que nadie más tiene un recuerdo físico de esos días?
Otro recuerdo que para mí tiene mucha importancia es que aprovechando que Juan y Jorge estaban "desterrados" en Manresa, al poco de volver a Barcelona mamá y yo nos fuimos solitos a pasar una semana a Granada, mi tierra de nacimiento, a la que volví por primera vez desde que me marché con cuatro meses en octubre del 61 para irnos a vivir a la gélida Pamplona. Lo pasamos genial, comiendo cigalas y bebiendo cerveza en el famoso Cunini, y bebiendo granizados de limón en la plaza Bibrambla. Así que ya véis, el suspenso de mis hermanos mayores, que tenían que haber sido un ejemplo para mí, me proporcionó uno de los momentos inolvidables con mamá. Nunca os he dado las gracias, ahora que caigo, así que lo hago por este medio.
Ciao
Luis

Eva carreras del Rincón dijo...

si que recuerdo los san fermines y el encierro y es mas, estuvimos en la inauguracion del paseo de san juan con majorettes incluidas y vestidas de navarricas. Recuerdo ver a la gente correr desde la ventana y cuando alguien se agarraba de una farola gritarle: "sueltate covarde!"
Tambien recuerdo a la gent borracha y a uno que le pidio a mama una de nosotras.
Recuerdo también a mamá contando vuestro viaje agranada y cuando fuisteis al sacromonte y el sudor de los bailarines os salpicaba ¡me impresionó mucho!
Eva