(Quien escribe esta entrada es Josemaría, que nos cuenta novedades domésticas. Si la publico yo es porque mi sobrino es bastante despistado y la ha publicado en familia en construcción, así que me he decidido a transferirla a su lugar, como supongo que será su deseo presunto).
Me han pedido que escriba algo sobre mi nueva situación. La verdad es que este blog ha tenido mejores momentos, que creo que no sería difícil recuperar. Yo voy a prestar ahora mi contribución. También, por la cuenta que me trae, porque ésta ha sido a veces una fuente de noticias de las que, de otro modo, ni me habría enterado. Cuando uno está lejos, se agradece saber sobre la familia.
Ahora me dedico, sobre todo, a escribir, que es lo que más me gusta. Aunque la mayoría no podréis leer mi obras y, los que puedan, no tendrán forma de saber qué es mío y hasta qué punto (quien pueda entender que entienda; quien no, que pregunte a los que entienden y que se lo expliquen como mejor puedan).
Vivo muy cerca del Padre (el Prelado de la Obra) y ya he tenido ocasión de verle varias veces. Últimamente, tuve la suerte de ir a recibirle al aeropuerto, a su regreso a Roma, después de varios viajes que ha hecho este verano.
Por lo demás, la mayoría de cambios se han dado en aspectos muy cotidianos. La mayoría recordaréis cuando dejamos el bullicio de la gran ciudad y nos trasladamos al tranquilo Valldoreix, donde lo único que se oye por la noche son los perros, y eso sólo de vez en cuando. Pues en Cavabianca también había perros, que era lo único que se oía, y ahora he vuelto a la gran ciudad. Coches, ruidos, abres la ventana y parece que el vecino te está espiando... No lo digo como lamento, puesto que uno se acostumbra rápido, y me trae recuerdos de Mitre. Si hasta tenemos cerca el Estadio Olímpico de Roma, y dicen que cuando hay partido se oyen los goles. No sólo eso, sino que también, como en el estadio de Sarriá, de vez en cuando hay algún concierto. Sin ir más lejos, el 8 de octubre vamos a escuchar a U2 en su gira 360º (sé que con esto a alguno se le pondrán los dientes largos; por eso lo digo...jeje).
Además, tengo otras ventajas. Cuando vivía en Mitre casi no podía salir sólo a la calle, pero ahora tengo edad para aprovechar las cosas buenas de vivir en la ciudad. Ahora todo está cerca y casi no tengo que usar el trenino (Joan, desde tu época, no lo han lavado). Pero lo más importante: ya he mencionado la cercanía del Padre, y también está el hecho de que cuando quiero voy a rezar junto a San Josemaría y Don Álvaro. Les pido por vosotros, así que, aunque el afortunado soy yo, vosotros también un poco.
Por último, no hay que olvidar que me he referido a la ciudad en abstracto. Pero es que resulta que la ciudad en concreto es Roma (con la Basílica de San Pedro, con más de dos mil años de historia bastante bien conservados, donde llegan noticias de todo el mundo). En fin, que os valdrá la pena venir a verme, si sacáis un huequecito.
Un fuerte abrazo.
2 comentarios:
Muy bien, Josemaría: estaré dispuesto a aclarar el misterio de tus escritos a quien me pida información.
Me ha hecho ilusión comprobar que eres despistado también: no sé en qué grado
Muchas gracias... Lo siento por las molestias. Pero al menos la intención era buena, ¿no? jaja
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