viernes, 25 de enero de 2008

¡Vosotros lo habéis querido!

¡Vosotros lo habéis querido! Ayer se abrió la caja de Pandora y, ahora, no habrá quién detenga esta hemorragia poética. Aquí tenéis una de las poesías que más recitaba yo hace unos años, en mi fase protestona. Protestaba tanto que me encaraba incluso con Dios. Este soneto es desgarrador. Y su definición del hombre muy acertada: horror a manos llenas, ser y no ser eternos, fugitivos. Ángel con grandes alas de cadenas. Espero que os guste. Como la foto puede tener copyright, aquí señalo de dónde la he obtenido: cromoforoarte.blogspot.com/2007/10/exposicin-... Aunque tampoco la dueña de este blog será la propietaria...


HOMBRE


Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.


Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
0irás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.


Alzo la mano, y tú me la cercenas.
abro los ojos: me los sajas vivos.
sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.


Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

4 comentarios:

José dijo...

esta bien, pero no eso a que biene.

Agata* dijo...

Es de Blas de Otero!! Lo estudié el año pasado para la selectividad... me encantó! Tiene algunos que son una pasada!! Buscaré alguno para colgarlo...

Agata* dijo...

Por cierto, el examen no me ha ido bien... pero ya estoy contenta porque tenía muchas ganas de quitármelo de encima... Gracias por acordaros! El próximo es el martes...

Mercè dijo...

Pues ahora que hablamos de poesía, no os podéis imaginar el otro día en Terral, con una chica china que ha empezado a venir. Casi no habla el español. Vino con una poesía que tenía que comentar. Era nada más y nada menos que "Soledades" de Góngora. Al principio lo cojí con empeño, pero es que es una misión imposible primero entender (o recordar lo que estudié en su día), y después trasladárselo a la mente china. Al fin me planté y le dije: lo siento, no puedo seguir. Pasamos a la lección de historia y había que comentar la revolución obrera. Otro berenjenal. Ya os seguiré contando.